Hoy como ya algunos días seguidos estoy levantándome a eso de las 4:30 am, no porque me lo haya propuesto o para hacer ejercicios, sino que mi Juandi está nuevamente con trastorno de sueño y simplemente no puede dormir, así que me quedo a su lado porque él sabe que no debe de levantarse hasta que las primeras luces del día iluminan la casa, ahí sí ya no hay quien lo detenga, agarra sus zapatos me pide que se los ponga y para él ya empezó el día.
Yo a seguirle para que no haga ninguna travesura donde peligre mi cocina (su lugar favorito para hacer travesuras como desparramar el azúcar, poner el lava vajilla en el lavadero y abrir el caño al máximo para que salga mucha espuma, abrir la refri y desordenar todo buscando algo que le guste, etc, etc).
Después de tomar conciencia de que ya no puedo volver a mi cama y de bendecir al agua que termina por despertarme, aprovecho el silencio del día (porque salvo el ruido del repartidor de periódico con su moto ruidosa y su forma torpe de tirar los periódicos todos están dormidos) para laborar con Juan Dieguito.
Desde niña escuché que nuestro cerebro capta mejor las matemáticas en las primeras horas de la mañana, así que como ya tengo listo el material empezamos con conjuntos, pinta los grandes, encierra en un circulo los ...., por unos 40 minutos, Juan Diego sabe hasta donde debemos avanzar, su reloj biológico es casi exacto, no tolera más de ese tiempo, algunas veces 30 minutos, y yo le doy su espacio, además ya es hora de hacer el desayuno, loncheras y mochilas.
Luego la mañana vuela, los miércoles y viernes mucho más con el Taller de Manualidades, pronto mis niños están devuelta en casa revoloteando.
Pero después de almorzar todo entra en calma, Karimé se pone a pintar o armar rompe cabezas muy tranquila con la joven que me apoya y Juan Diego en su cuarto echado en la cama prende su equipo con música suave.
A esa hora sí me desplomo, le pido a la joven que los vea unos minutos porque en las tardes o hay terapia de lenguaje o hay natación o clase de música, y me encierro en mi cuarto, cierro los ojos y me despierto cuando escucho que Paolita (la joven que me apoya) está gritando NOO JUAN DIEGOOO, NO JUEGUES CON AGUAAA, o JUAN DIEGUITOOO DEJA EL AZÚCAR, SEÑORAAA.....
Y cuando me despierto no lo hago cansada, más bien me siento con mucha energía para toda la tarde y lo que queda del día.
Y esta entrada la escribí con la finalidad de aconsejarles lo que escucho siempre al Dr. José Luis Perez Albela, que una siesta corta alarga la vida y te da energías para el resto del día, en mí está funcionando, él aconseja que después de almuerzo debemos de darnos un descanso de 20 a 30 minutos, si podemos cubrir nuestros ojos con alguna venda oscura mejor.
Espero que este consejo les ayude. Bendiciones en sus hogares.
El Sol sale para TODOS, seamos soles en nuestros hogares y en nuestra comunidad.