la peque viajo de vacaciones con mamita Dorita,
se fue a disfrutar de la magia de la casa de mis abuelos, donde se celebraban los cumpleaños con arpa y guitarras.
Donde mientras los adultos conversaban y brindaban, los nietos jugábamos en el patio o estábamos en la huerta trepando árboles, cogiendo peras, manzanas o higos.
Claro, la casona fue cambiando.
Ya no está el galpón donde cuando mi madre era niña guardaban a los caballos y mulas
que llegaban de la hacienda cargados de leña, sacos de trigo, duraznos y naranjas.
Al no haber la hacienda se convirtió en un gran almacén de cosas viejas e inservibles de mis abuelos.
De niña me acuerdo haber visto monturas, sogas de caballo, leña, troncos secos, mantas, algún poncho y sombrero viejo, sillas rotas, etc.
Era uno de los lugares favoritos para mi hermano pequeño y para mí cuando nos la dábamos de detectives supongo, porque era oscuro, tenebroso y muy polvoriento. Algunas veces se metían los gatos o anidaban pájaros.
Pero era emocionante entrar ahí y salir victoriosos de haber encontrado
un bicho raro o un gran nido de arañas.
No está la huerta donde mamamita (mi abuelita) tenía árboles frutales y cada cierto tiempo venían las monjitas a descansar y a columpiarse con una soga que amarraban entre los árboles.
"Este es el paraiso Doña Eudomilia" le decían y ella muy amable les invitaba el lonche antes de despedirse.
No está el viejo lavadero donde Antuka dos veces por semana lavaba la ropa en grandes lavatorios y con mi hermano nos esmerábamos en robarle la espuma para jugar lanzándonos.
SUCHUY, SUCHUY nos gritaba en quechua la pobre mujer, (traducido: lárguense, fuera),
SUCHUY MAQTA MERDA,
ese grito ya era cuando estaba harta y tomaba un palo para simular pegarnos, nosotros salíamos asustados y disparados.
La casona fue cambiando pero no su esencia,
están las arquerias, los patios grandes y los ciruelos.
Están las paredes anchas de adobe y los bellos balcones.
Y están ellos, mamita Dorita y el gran tio Junior,
que no cesan de llenar la casa de flores y de mantenerla bonita.
Así que hay mucho por disfrutar pequeña mia,
Juega con Jimenita tanto como yo con su mamá cuando eramos niñas,
y así vendrán más generaciones
que la gran casa acogerá con la bendición de los abuelos.
Les invito a leer el cuento anterior
https://ocupacionamadcasa.blogspot.pe/2018/01/mama-la-nina-del-cuento-soy-yo.html
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